Leyendo
“La emoción de las cosas” de Ángeles Mastretta; me doy cuenta que hay gente que
ha tenido muchas pérdidas y otras -como yo- que a pesar de haber tenido pérdidas
también (perdón por la redundancia) no me siento agobiada por las ausencias.
Añoro
a los vivos, los muertos seguro están muy bien donde están y a lo mejor hasta
nos esperan pacientemente, pues todos tenemos nuestro momento, los tiempos de
cada uno seguro son medidos y muy
probablemente ellos ya saben cuál es el
de cada uno de nosotros.
Me
pregunto por qué motivo le publican un libro a una persona, por importante que
sea, en el que describe los muertos
familiares. ¿A quién le importa que no sea de su propia familia? Se
me hace que los muertos como tantas otras cosas son personales e
intransferibles.
Cuando
compré el libro lo hice por la autora, aquí no se consiguen fácilmente libros
de ella y cuando leí Mujeres de ojos
tristes me encantó, así que presumí erradamente que este sería muy bueno. Leí además en una de sus portadas que ayudaba
a superar las pérdidas y como uno no solo pierde personas pues creí que sería
interesante de leer.
¿Será
que con tantos muertos que rodean a esa autora uno dice, los míos son menos y
soy afortunada por eso? ¿Será que la
conclusión es que mal de muchos consuelo de tontos?
Una
mala noche lo pone a uno más pensador que de costumbre.
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