Y
llegaron las lluvias;
el
jardín reverdeció.
El
rosal cuajado de botones se mece al viento
el
pasto se estira, se extiende buscando
los
mejores rayos del sol
y
la brisa más propicia.
El
agua titila con suavidad
Y
se convierte en arcoíris de colores
mientras
flota hacía el cielo.
Las
aves jubilosas dejan escapar sus trinos
dando
gracias al día y al dios sol
Limpian
sin prisa sus plumajes
y
eligen el mejor sitio para construir
un
nuevo nido.
Pronto
estos en su interior cobijaran
Calidamente
y con primor
los
huevecillos brillantes y tibios
y
la vida gloriosamente glorificante
se
hará de nuevo.
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