miércoles, 16 de enero de 2013

Vuelo sobrenatural


Julián recibió el día con mucho entusiasmo. De repente sintió que podía alcanzar el cielo y se dijo que así sería… ¡hoy el cielo era el límite!

Su entusiasmo era admirable y todos lo veían con una mezcla de miedo, curiosidad y asombro cuando tomó un súbito impulso y se empinó, con todas sus fuerzas, para lograr su objetivo. 

¡Fue un salto perfecto!: en un momento sintió cómo el aire tocaba su piel; lo embargó un extraño ahogo y una sensación de libertad y tristeza que nunca antes había sentido. En la pecera aún se habla de Julián, el pez dorado que voló en una fría mañana de enero, fuera del pequeño estanque. Ninguno –excepto Lucy, la vieja y taciturna tortuguita- vio su agonía de media hora, al pie del alto mueble donde se asienta aquel mundillo acuático. Y Lucy adora las leyendas.


B. Orisis B.

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