Hoy es mi día de suerte suertuda. Me acabo de encontrar mil pesos. Mil pesos... mil pesos. Con eso me puedo comprar por ejemplo tres huevos, o un pan grandecito, o un refresco chiquito o... hmmmmmm. Creo que no alcanza para mucho... Pero bueno... No importa!!!! Hoy es mi día de suerte.
jueves, 17 de enero de 2013
Cuando uno está de malas
Tengo atragantao un pescao en la muela coca compae.
el otro día que también comí pescao me tragué una espina. Larrrrrga la hijuemadre.
Me estaba haciendo mucho daño hasta que me dijeron que tomara zumo'e limón. Ahí fue peor mi compa.
No solo me lastimaba la espina, me ardía también el limón.
Es que cuando uno está demalas... está demalas.
Luego en medio del dolor y del ardor salgo corriendo
y me doy un golpe en el dedo gordo del pie con una piedra que alguien había dejado justo frente a la puerta.
Luego recordé que ese alguien había sido yo mismo. La había traído para ver un "picaito"'e fúbol.
Pero luego no lo vi porque preferí jugarlo.
Perdimos.
Bueno es que cuando uno está de malas... está de malas.
Nada más fíjese en el pescado aquel.
Yo lancé la caña y listo... el picó el anzuelo y adios al amigo.
Y claro una de sus espinas se me clavó en el pescuezo y ahora ando con la espina chuzando, la garganta ardiendo y la pata hinchá.
Es que cuando uno está de malas... está de malas.
miércoles, 16 de enero de 2013
La vieja Patuca
La viejita Patuca
un huevo batió
y, como en la picuda
nariz le cayó
un vómito fuerte
y ranció la ahogó.
La pobre viejita
con el gran esfuerzo
sintió que la orina
se le derramba
y corrió muy pronta
a mear en una esquina
del jardín de casa
entre los mastuerzos.
Triste y compungida
por esa fregada
la viejita Paty
está decepcionada
pues ya ni del baño
la puerta recuerda
y dice que los años
son una gran mierda.
No hay quien le critique
el lenguaje “altura”
pues eso cualquiera
que lo verifique
es propio de gentes
arte y figuras
grandes y brillantes
de la literatura.
Y aquel que la quiera
y sienta admiración
por esta viejita
que es un vacilón
que le de “me gusta”
a sus poemas limpios,
prístinos y bellos
y a sus frases guarras
-que hoy tanto le asustan-
¡porque forman parte
de la diversión
de explorar el arte
en toda su extensión!
B. Osiris B.
Eulalio
Conocí a un hombre. O lo que creí que lo era (con el tiempo pude notar que apenas era la sombra de uno). Siempre me movió a risa su necesidad de destacar el título profesional que ostentaba; en la oficina a todos –sin excepción- nos abordaban la risa y la lástima al ver aquella constante demostración pública de necesidad de reconocimiento no vinculado a su persona sino a un papel, al título de una profesión que, dicho sea de paso, no ejercía ni de oficio. Por esta razón se hacía difícil comprender esa dicotomía entre el “soy tal cosa” y el “mírenme como no ejerzo la tal cosa que soy”. Al tiempo lo entendí: la persona que era Eulalio tan poco tenía para ofrecer, que se postulaba en todo espacio público y privado, ostentando el título que había logrado no por puro mérito propio, sino por “recostarse” oportunamente de una amiga que “lo graduó”. Un buen día se descubrió por completo su pusilanimidad y capacidad rastrera. Justo en esa fecha pude agradecer con absoluto convencimiento el hecho de que se jactara tanto de su profesión –la que sólo le servía como tema de conversación en reuniones de equipo, pero muy poco para su ejercicio profesional- , pues pude ver cuán distante estaba de llamarse docente y cuán a salvo estaba yo de llamarlo ¡colega!... ¡Toda una bendición!
B. Osiris B.
Vuelo sobrenatural
Julián recibió el día con mucho entusiasmo. De repente sintió que podía alcanzar el cielo y se dijo que así sería… ¡hoy el cielo era el límite!
Su entusiasmo era admirable y todos lo veían con una mezcla de miedo, curiosidad y asombro cuando tomó un súbito impulso y se empinó, con todas sus fuerzas, para lograr su objetivo.
¡Fue un salto perfecto!: en un momento sintió cómo el aire tocaba su piel; lo embargó un extraño ahogo y una sensación de libertad y tristeza que nunca antes había sentido. En la pecera aún se habla de Julián, el pez dorado que voló en una fría mañana de enero, fuera del pequeño estanque. Ninguno –excepto Lucy, la vieja y taciturna tortuguita- vio su agonía de media hora, al pie del alto mueble donde se asienta aquel mundillo acuático. Y Lucy adora las leyendas.
B. Orisis B.
martes, 15 de enero de 2013
Cotidiano
Cotidiano es abrir los ojos y ver
y sentir entrar el aire tibio en mis pulmones
es saberte a mi lado
durmiendo y ronroneando.
Cotidiano es poner los pies en mis sandalias
y caminar callada
preparar algo rico y nutritivo
o viceversa.
Cotidiano es tomar un café negro
muy caliente
y pensar y recordar
o viceversa.
Cotidiano es ducharme
sentir el agua ardiente cubrirme entera.
Recorrer con jabón todo mi cuerpo
enjuagarme.
Cotidiano es vestirme
y pensar y hacer
o viceversa.
Cotidiano es todo aquello
que hago día a día,
que siento rato a rato,
que vivo y sobrevivo
o viceversa.
Cotidiano.
Palabras y sentires
Las palabras deberían escribirse
tal y como se sienten.
A veces
las palabras no alcanzan
para definir un sentimiento
una idea.
Las palabras en casos específicos
resultan insuficientes
y los sentires
inalcanzables.
domingo, 13 de enero de 2013
miércoles, 9 de enero de 2013
Otra conversación
-Ese señor siendo tan inteligente crió una hija bruta.
(hablando de un novelón que pasan a esta hora)
-Es que los papás hacemos tontería y media, por querer que los hijos no sufran les damos todo; los protegemos de todo.
-Pero es que mi papá me paga un buen colegio y lo que no entiendo me lo explica hasta que lo comprenda muy bien.
-¡Ah y yo no hago nada!
-No dije eso.
-Ah y encima de todo me regañas...
-¡Cansona!
-¡Pansona! ¡Pansona quién?
(Es que cuando nos dedicamos a las conversaciones profundas lo hacemos requetebién) jajajaja
martes, 8 de enero de 2013
Un día especial
La mañana del siete de enero prometía un día diferente. Así pensó Leticia al preparar su vuelo matinal. Y, de hecho, así fue, pero no como ella lo habría soñado: al salir, se topó con un señor bastante malhumorado que de un manotón la hizo ir a dar contra una ventana. De camino a su trabajo, en el basurero local, no dejaba de pensar que su día sería diferente, podía sentirlo de tal manera que todos su vellos se erizaban de sólo volver a asomar la idea. Ya en el trabajo, afanosa como era, se dedicó como ninguna otra a seleccionar los mejores montones de basura; era toda una experta y siempre lo había demostrado, así que hoy no sería la excepción.
Ya al final de la jornada, en la tarde, luego de un descuido involuntario, tropezó de frente con un rociador áereo de insecticida. Luego del sopor y el mareo inicial, siguió su trabajo con ahínco, era muy resistente y un simple olor fuerte no iba a detener su vuelo; además, ya estaba por terminar su turno y pronto se reuniría con sus compañeras en el callejón sin luz. Le prometieron un festín y ella no se lo perdería por nada del mundo. Culminadas sus labores, Leticia –entusiasmada y contenta- decidió tomar un atajo en el camino a su fiesta nocturna. Estaba un poco cansada y con algo de mareo. Debía ser por el insecticida que inhaló, ¡cosa rara!, porque no solían afectarla mucho los químicos y ya estaba bastante acostumbrada a ellos. No voló por las rutas normales, quería evitar el tráfico y las corrientes súbitas de aquella noche fría. Volvió a sentirse cansada y decidió acortar aún más el camino, atravesando por una casa. De pronto, le falló la respiración y un ligero mareo la hizo tambalearse; se sintió desorientada cuando de pronto una joven apagó las luces. Dio varias vueltas buscando ubicarse nuevamente, se recostó por unos instantes de una gran pantalla iluminada y trató de continuar cuando, de pronto, sintió un impacto avasallante. Y ya no pudo levantarse para continuar. Leticia intentó moverse con las pocas fuerzas que le quedaban pero, al voltear para ver por qué su cuerpo no respondía, alcanzó a ver parte sus entrañas esparcidas a poca distancia. ¡Sí, al fin éste sí era un día especial, no se había equivocado aquella mosca tan perspicaz! Era el día para morir a medianoche, de un manotazo involuntario, en la brillante pantalla de una minilaptop, a escasos metros de su destino!
No hubo funeral, nadie se enteró de su muerte sino hasta días después, cuando sus compañeras consiguieron su cuerpo desmembrado en una bolsa en el basurero… ¡Y fue todo un festín para sus amigas!
B. Osiris B.
lunes, 7 de enero de 2013
La catedral de sal de Zipaquirá
Entrando en la catedral
Una de las estaciones del viacrucis
El altar mayor
Una hermosa cascada de sal al interior de la catedral.
sábado, 5 de enero de 2013
Dialogando como cuando uno dialoga
Dialogando en el taxi
-Señor; cuanto le debo (pregunto)
-Cinco mil y pico (responde el taxista)
-No le des el pico (agrega el consorte) y continua diciendo, mejor págale los seis mil.
viernes, 4 de enero de 2013
Letanía
Mujer cansada,
en mil sueños perdida
la de tez lustrosa
y la frente ajada
de la sonrisa fresca
y la melena encendida
en canas de experiencia
tantos años vivida.
Mujer madre,
de abrazo tierno y fuerte
mujer feliz
que has tenido la suerte
de amar de frente
y de ser amada.
Mujer amiga,
mujer madre y también hermana,
mujer sonrisa,
llanto callado y entrega solitaria
mujer divina que trasciende
al alba
el sufrimiento y la soledad humana
mujer de profundidad y reflexiones,
de fiestas, de bailes
y juergas ufanas.
Mujer que vives,
en tus arrugas y tus canas
cuentas la historia
de atardeceres
y mañanas
llenos de esperanza
de poesía, de tramas
compartidos unos
secretos los más.
Mujer de mil sonrisas
Mujer de mil lágrimas
Mujer de la entrega
Mujer que reclama
Mujer que has vivido
Tu vida en cuerpo y alma.
B. Osiris B.
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