Y empecé a notar que de los párpados salían minúsculos gusanos. Cientos, Miles, millones. Con pánico, con asco los veía deslizarse, reptar por mis mejillas.
Intenté llorar y fue en vano. Más y más insectos fluían.
Abrí la boca para gritar y cuál volcán fluyeron.
Ahora soy una pequeña montaña blanca y gris que lentamente se acaba mientras miles de millones de gusanos reptan.
Patricia Lara P
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