La vendedora
Voy a comprar perejil a la plaza. Escucho a la
vendedora, explicarle a una clienta el valor del perdón. Le está
vendiendo además, un pequeño libro que habla de ello.
La escucho y por impulso compro el librito. Es uno de esos de autoayuda, autosanación quizá.
Me veo con una bolsa en las manos que contiene unas planta aromática y un libro.
Y
además me quedo pensando en ella; la vendedora de plantas varias.
Expresándose correctamente. Haciendo símiles con el internet y la
informática. Me quedo pensando en esa mujer que casi todos ignoran, que a
lo mejor muchos ni ven y los que la ven la consideran ignorante.
Yo
me quedo pensando en esa mujer casi invisible. Que se preocupa no sólo
por aprender sino por enseñar a aquellos que deseen dejar de
invisibilizarla.
Es que cada día además de traer un afán siempre nos trae una sorpresa.
Por lo menos a mí, que estoy dispuesta a dejarme maravillar por el mundo y sus destellos.
Patricia Lara P.
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