Vivo
A pesar de que me decía que estaba vivo, yo no podía creerle.
Cómo
iba a hacerlo, si con mis propios ojos yo veía ese agujero en su frente
y en la parte de atrás de su cabeza esa tronera dejada por la bala al
salir.
Cómo iba a hacerlo, si al estirar sus manos para agarrarme, yo las sentía heladas y huesudas.
Cómo iba a hacerlo, si sus ojos inexpresivos y su sonrisa vacía me llenaban de terror.
Pero le dije que le creía y salí corriendo. No sin antes notar que mi cuerpo yacía inerte a sus pies.
Patricia Lara P.
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