Y las letras
Envidiosas unas de las otras
se resistían a reunirse
bailaban danzas increíbles
con tal de estar separadas
y no formar siquiera una palabra.
Era una misión titánica.
Y de frases ni hablar.
Al parecer
mi destino era enmudecer,
guardar profundo silencio.
Mirar imaginando,
sin imaginar nada realmente.
Patricia Lara P.
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