Hay amores
¡Ay amores!
Hay gente que se
enamora muy fácil. Amores de ojo. No será que se enamoran de una de
las tantas facetas que tiene el personaje y esa les oculta o les impide ver las
otras y esas otras son las más, y son las que más pesan al momento mismo
de la convivencia, de lo cotidiano. Amores del encoñe, de lo divertido
del otro, de su luz clarita o multicolor y brillante. Y luego resulta que
los negros son más y los claroscuros fueron difuminados. El amor es de
largos plazos, no de medianos o cortos tiempos. No podemos ir por la vida
amando una sonrisa que no es constante, unos ojos que brillan solo a ratos, la
sensualidad de instantes y la sexualidad de una noche o de dos. Lo
cotidiano es lo que más dura. El despertar a diario con esa otra cabeza a
nuestro lado.
El amor no es de un momento o de
algunos momentos. Bien es cierto que a ratos al amor se le detesta,
incluso hasta se odia. Pero es de días y de noches y de seguir y ser y de
estar, ahí siempre. Acompañando, amando,
o detestando. Pero ahí.
Patricia Lara P.
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