viernes, 16 de diciembre de 2011

Inventos y locuras

Una historia inventada y por supuesto fruto de una imaginación además de perversa bastante febril.

Resulta que el dueño de la casa habló de sus anteriores inquilinos como personas muy agradables y amables y además me dejó el sabor de que acababan de mudarse. En la casa encontramos dos platos, cubiertos y cosa extraña por demás un colchón. Un buen colchón para completar.

Le enseñé cuando vino a hacer el inventario los objetos y dijo que se encargaría de hacérselos llegar a los anteriores habitantes de la ahora nuestra residencia. La situación se quedó así y yo ahora en mi cocina aun tengo los objetos y en el estudio de mi hijo el colchón de mis malos pensamientos. –Jajajajajaja-

Hoy... curiosamente hoy. Contrataba yo un jardinero y para acabar de ajustar el jardinero que me había trabajado ya antes en el jardín de la casa anterior hace ya más de siete años. Al estar haciendo la negociación con el hombre pasó una de las vecinas de la cuadra y me lo recomendó ampliamente ofreciéndome además su ayuda si llegara a necesitarla en algún momento pues "Para eso estamos los vecinos". Por supuesto le di las gracias con la mejor de mis sonrisas y ella agregó que era un gusto que la casa estuviera ocupada de nuevo ya que llevaba mucho tiempo vacía. Hhhhh... No entiendo pregunté. ¿Acaso la casa no acaba de ser desocupada? A lo que tanto vecina como jardinero respondieron que no... Que llevaba mucho tiempo vacía.

La historia quedo ahí rondando mi mente y claro mi cerebro loco llegó a la siguiente conclusión:

El dueño de la casa o alguno de sus hijos tenía una amante y este era su nidito de amor.

¿Ustedes que opinan? Nada de raro tendría que usaran la casa mientras estaba desocupada para encuentros un tanto ilegítimos. ¿No?

Aclaro por supuesto que son mi cerebro febril y mi diablillo interior los que me llevan a dichas conclusiones pues en realidad el señor se ve muy serio y decente y para nada parece un marido infiel. Lo que pasa es que uno debe encontrar una buena historia en algo tan trivial como objetos olvidados por distracción o por falta de espacio.

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