miércoles, 7 de julio de 2010

Yo

Nunca soñé con un amor.  Jamás pensé o deseé siquiera enamorarme, casarme, formar una familia.  No hice planes para el futuro.  Creo que mi intención era ir viviendo el momento pero sin soñar o pensar en amar y ser amada.
Me interesé por los hombres creo que tarde y a lo mejor un poco presionada por mi madre que seguro me veía muy tranquila sola.  No sé, a lo mejor pensó en algún momento que ni siquiera me gustaban los varones, jajajaja.  Era otra cosa eso es más que seguro.  Además de que mi primera menstruación llegó bastante tarde, tampoco en mi familia había visto amor de pareja o algo similar de tal modo que muy seguramente para mí no era importante esto, o no significaba gran cosa.
A los 18 años creo, llegó alguien que de alguna forma se interesó en mí y muy seguramente yo en él, pero por cualquier motivo me desencantaba y eso fue lo que sucedió.  Dejó de interesarme tan fácil como él se interesó en mí y claro; siendo un tanto malcriada lo maltraté obligándolo a alejarse de mí.  No fue sencillo pues algunas veces creo que lo que le gustaba era la familia.  Así que no dejó de ir por la casa y hablar o bien con mamá o con mi hermana o con cualquiera otro de los miembros de la familia que le prestara atención.
Pasó el tiempo, conocí personas pero ninguna que realmente me llegara a tocar, alguien de quien yo pudiera decir o pensar me enamoré.  Me siento enamorada.
No era para mí vital e importante hacerlo, mi vida tal y como estaba era buena, tranquila y reposada y no deseaba cambiar nada en ella.  Uno se acostumbra tanto a lo bueno como a lo malo y muy seguramente yo estaba completamente adaptada a ella tal y como ella era.
Jamás cruzó por mi mente que estuviera incapacitada no para amar sino para recibir amor.  Uno nace con un sino y algunas veces puede ser un sino de desamor.
No fui amada de niña; creo que llegué sencillamente porque debía llegar como algo lógico tras el sexo sin protección.  Fui engendrada a lo mejor por amor, pero quizá solo amor de una parte y amor de pareja no.   Amor o deseo de familia o de continuarse o perpetuarse  en el mundo menos, o de tener un hijo tampoco.  Creo que fui un accidente del amor de uno y el deseo del otro.  De tal modo uno se convierte incluso en un obstáculo en la pareja y no en una bendición.
De esta manera aun cuando fuimos varios hijos el amor no se sentía como tal y vivimos en una casa no un hogar, y compartíamos todo lo físico pero no lo emocional o espiritual.
De tal modo que no aprendí a sentir amor y menos a exteriorizarlo.  No, no hubo abrazos ni besos.  No hubo muestras de afecto, jamás un te quiero y menos un te amo.
Tuvimos cosas –pocas- pero afecto ninguno.  No nos faltó comida, vestido, techo, educación pero… Faltó lo primordial.  Enseñarnos a amar siendo amados, enseñarnos a dar y recibir caricias y abrazos y enseñarnos a amar a nuestros posibles futuros hijos con el ejemplo.
Ya desde los quince años sentía que no había nacido para el amor, me sentía extraña en medio de niñas que tenían novios y enamorados y aún cuando yo tenía pretendientes ninguno me interesaba.  Recuerdo que Juan Gabriel cantaba una canción que decía que no había nacido para amar y yo me identificaba plenamente con ella.  Mi hermano incluso me  obsequió el disco y aun lo conservo.  Al escucharla me digo que yo nací para amar sin ser amada.
Me casé enamorada.  No fue amor al principio, de eso casi que estoy segura, pero con el tiempo uno conoce a la persona, entiende su forma de ser y de pensar. Le gusta saber que además de un alma noble es un ser humano lleno de inteligencia y valores e incluso uno llega a pensar que será un buen padre.  Pero, curiosamente jamás me pregunté si yo misma sería una buena madre.  ¿Lo soy?  No estoy segura.  He velado por mis hijos siempre, he tratado de acompañarlos en todos los momentos de sus vidas muy cortas aun, he intentado ser madre más que amiga pero no sé si les he dado suficientes abrazos y besos y si conmigo ellos han aprendido a amar, a valorar al otro, a respetarlo y a acompañarlo.
Siempre he antepuesto la familia, los hijos, el esposo  a los deseos o intereses particulares o personales.  Le he dado tanto valor a la familia porque yo misma no crecí en una y deseo que mis hijos crezcan en un hogar real y verdadero.
Deseo irme con la satisfacción del deber cumplido pero añoro ser amada, ser tomada tiernamente entre los brazos y mirarme en los ojos del otro y saber que ahí en el fondo de ellos y llegando a su corazón hay un remanso de paz, pero también hay amor apasionado.
No sé si es que espero mucho del amor, si lo que aprendí en las novelas que leí y vi no es lo real y verdadero.  No sé si el haber crecido con tantas falencias afectivas es lo que me lleva a esperar tanto, no sé si estoy enamorada del amor romántico y ese no dura tanto, se acaba con los años y con la cotidianidad.
Deseo, añoro, ansío unos brazos fuertes que me abracen y unos ojos amorosos que me digan que soy importante, valiosa, que soy amada para lograr sentir que si valió la pena vivir.  Que las lágrimas pocas y las risas muchas valieron la pena, que me condujeron a buen puerto.  

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