miércoles, 19 de mayo de 2010

Despertó siendo de piedra

Un día se despertó siendo toda de piedra.

Ella era una mujer completamente normal, había tenido una vida normal siendo niña y había crecido igualmente en la normalidad.

Un día de pronto empezó a sentirse atacada. Su esposo la llamaba loca y la trataba mal, igualmente sus hijos no la respetaban; quizá por el ejemplo recibido día a día del padre. Y Claro la gente a su alrededor opinaba que era una mujer débil de carácter y por tanto sujeta a críticas y a bromas. Sus propios hermanos decidieron que era inferior y que como tal debían tratarla.

Así que ella empezó a crear capas de una sustancia que fuera realmente dura, tan dura como la piedra y que no fuera fácil de romper o atravesar y así, con esta aleación imaginaria pero real en su mente ella, recubrió primero su corazón y luego siguió con cada uno de sus órganos.

Empezó a sentir en su piel picazón, escozor y a sentirla caliente e inflamada. Acudió a médicos dermatólogos, le formularon miles de pomadas, ungüentos, jarabes, píldoras e inyecciones y nada surtió efecto.

Notó entonces que la piel se hacía más dura, áspera e incluso rugosa. La gente no se le acercaba ya por temor al contagio y ella se sentía cada vez más infeliz.

Y de pronto un día no pudo moverse de la silla en la que se encontraba pues se había convertido en piedra. Una roca sólida por dentro y por fuera era en lo que ella se había convertido. Sintió de alguna manera gusto. Se sintió aliviada pues supuso que ya nadie lograría lastimarla más pero...

Un fuerte temblor de tierra sacudió hasta el último rincón de su residencia, del pueblo en que vivía y la casa cayó sobre ella aplastándola completamente y reduciendo su coraza a polvo, a cenizas.

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