sábado, 7 de abril de 2018

La carta

La carta

No iba dirigida a mí.  No llevaba mi nombre al remitente.  Estaba ahí; doblada primorosamente en un charco de agua en la calle. Seguí caminando, uno; dos, tres pasos.  Los cuales desandé de prisa.  La tomé entre mis dedos y las gotas rodaron de ellos como lágrimas.
Con premura pero con sumo cuidado la desdoblé.  Ví el beso en una esquina.  Percibí las arrugas y el ali
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samieno posterior.  Noté cada pliegue.  Y luego, me fijé en las letras.  Cuidadas todas.  No muy parejas pero sí prolijamente depositadas en el papel.  Después; como al descuido ví las palabras.  Desgranadas al parecer con prisa.  
No capté la idea.  No percibí alegría o dolor.
Pero esa carta, esa carta era mía. Describía muy seguramente un amor. Quizá una despedida, quizá un encuentro, un reencuentro también.  Muy seguramente había traído preciosos sentimientos al lector y al remitente.
No sabía si leerla o sencillamente observarla sin ver.  Me sentí poseedora de un tesoro y sentí que leerla era mancillarlo.
Hoy.  La carta está ya seca, tibia.  En el sitio en que guardo mis tesoros. Los dientes de mis hijos, sus tarjetas.  Los dibujos que hicieron para mí.  Un par de pañuelos, dos libros.
¿Le leeré algún día?  Aún no lo sé. 

Patricia Lara P

No era para mí

No era para mí


Era viernes y llovía. Decidí salir a cumplir por fin con mi destino tan postergado. Camine con decisión, atravesando las dos calles que me separan del puente que da hacia el elevado sobre la autopista. De pronto, ella apareció volando delante de mí, lucía tierna y desvalida, pero retadora. Pasó ante mi vista, hizo una pequeña cabriola y fue a dar con toda su belleza en el lodazal que ya era la calle. Sí, dirás que alucino, a fin de cuentas no era más que un objeto inanimado, desechado por alguna razón. Lo sería tal vez para el resto del mundo, no para mí.


No era para mí (¡sería idiota, si así lo pensara!), pero me distrajo un poco. Tenía un extraño atractivo que me impedía dejar de mirarla. A mis ojos fue, desde el primer momento, una obra de arte; era como una damisela primorosamente vestida y lista para una gran aventura, pero ante el apuro de saberse a punto de morir ahogada en un gran charco de aguas oleosas estancadas a un lado de la calle.


No, definitivamente no era para mí, quise seguir mi camino, ignorarla e ir a cumplir mi cometido, pero no pude. Cedí a la tentación y me acerqué a rescatarla, ¡total, lo que venía a hacer ya estaba decidido y, vamos, que para morir tampoco hay prisas! Crucé la calle y, cuando la recogí de aquel charco donde estaba destinada a morir de abandono, o tal vez pisoteada por algún viandante, sentí alivio. También la sentí apacible cuando estuvo a salvo en mis manos.


La desdoblé con cuidado, y comencé a leer como al descuido, mientras retomaba mi ruta hacia el tope del elevado. El resplandor del sol en su último momento del día le daba un brillo especial a aquella cosa tan delicada cuyo texto me hizo abstraerme del ruido del tránsito vehicular y de los vendedores del mercado cercano, que ya recogían su mercancía.


No, la verdad es que no era para mí, pero la leí con curiosidad y asombro. Era una esquela corta y su contenido, contradecía por completo la belleza de su presentación (¿o no?). No tenía destinatario, ni fecha, ¡ni siquiera un saludo! Su cuerpo lo formaban apenas dos líneas escritas en una caligrafía casi perfecta, algo borrosa por la humedad, cuyo texto decía: “no mereces la vida, le harías un favor al mundo si por fin hicieras lo que debes hacer y acabaras con tu existencia de una vez por todas, ¡muérete!”. Fue un momento revelador -epifánico, diría yo-, que despejó todas mis dudas y me hizo apresurar el paso pues, como ya dije- debo ir a cumplir mi destino.


Y aquí estoy, en el borde del barandal, mirando hacia abajo, esperando un vehículo grande y a punto de saltar con el último rayo de sol. ¡No, la carta no era para mí, pero la hice mía y cumplo su mandato!
 
B. Osiris B.

jueves, 5 de abril de 2018

Suicida

Suicida

Estático
Contempla como fluye la vida
El sopor lo domina.
Patricia Lara P.

Alguna vez

Alguna vez

Fui así
Alegre, llena de vida
De sueños y esperanzas
Alguna vez mis ojos se llenaron de sonrisas
Mis labios de palabras
Y mis manos de estrellas
Alguna vez
Miré al frente retando el futuro.
Hoy
Llena de él
Apenas sí
Existo.

Patricia Lara P.

jueves, 22 de marzo de 2018

Será

Será

Será que sí reconozco, 
que no soy esto o aquello.  O que lo soy.
Al aceptarme 
Terrenal y humana.
Aprendo a quererme como soy
Y al hacerlo
La gente me entiende
Me comprende
¿Y me ama?
Así...
Como yo soy.
Un poco buena
Muy mala
Regularcita a veces
Pero yo
Tan solo yo.

Patricia Lara Pachón

Con mis ojos



Con mis ojos observo y con mis manos cuido.

Olor

Olor

Cuando no salgo de mi casa
Mi olor es el mío
Huelo a hogar, A nido, A madre.
Cuando salgo
Y regreso
Traigo aroma a multitud
Huelo a hielo y a cielo
A dolor y a amor
Huelo a risas y a desencantos
Cuando salgo de casa
Me abrumo y me duelo
Pierdo el suelo y el cielo.

Patricia Lara P.

Sueños

Sueños

Sin forma
Entreverados
una locura aquí
Una allá
Otra más allá
Abigarramiento
Entrelazados sin razón
Sin ton ni son
Pesadillas
Pesares perennes
Sueños
Hilados en mil colores
Y en ninguno.

Patricia Lara P.

Miércoles

A mi amiga, la Doña Patricia, se le fugan los miércoles de cada semana... Y por ello ahorra un día cada semana... Hoy le dejé este juego de palabras a la Patuca:

Miércoles

Se te perdieron los días
miércoles, amiga mía
y hoy los recuerdos te llueven
de días martes y días jueves.

Lo vivido no se pierde
es voz de la tradición
pero no hay quien te recuerde
ese día sin aflicción,
pues causa desasosiego
en tu mente y corazón
darle al miércoles trasiego
y mandarlo al paredón
por fugitivo y por necio,
por tramposo y por traidor.

Tu semanario se mutila
cada martes por la noche:
escapa por la ventila
el miércoles a pasear en coche
y el jueves (¡tan alcahueta!)
se planta en una pirueta
para dejarte perpleja
ante el vacío seguro
de un miércoles que saltó el muro
y que tras de sí te deja.

Ya esa fuga subrepticia
se te ha vuelto rutinaria
y tu cuenta semanaria
ahora ignora la sevicia
de los miércoles furtivos.

Hoy, al pasar tanto tiempo,
no cuentas entre tus días
al miércoles infortunado
-"¡ya eso es cosa del pasado!",
me dices, amiga mía...

Hoy yo te traigo un regalo:
con versos improvisados
al miércoles lo envolví
especialmente para ti
¡aquí lo dejo aparcado!

Dale un uso moderado
mira que ha andado en la vagancia,
dale amor, dale esperanza
y la alegría que te sobra
pues el pobre, ya zozobra
de ganas de huir por la estancia.

Que este miércoles cautivo
te depare mil sonrisas
y que sople buena brisa 
para que luego, festivo,
acabe sin pausa y sin prisas
y sin dejarte un vacío.

Y si el obsequio no agrada
a tu gusto delicado
dejarlo, es tu potestad, 
que se vaya de tu lado
a gozar su libertad
que apresar días es muy feo
aunque sea solo en papel
Feliz día igual te deseo,
¡con miércoles o sin él!
 
B. Osiris B.

domingo, 18 de febrero de 2018

Las cosas que me gustan






Mis recuerdos y yo



Amor y recuerdos



Amor y recuerdos

Se enamoró tanto de él
Que al no tenerlo.
Amo tanto, tanto su recuerdo
que lo volvió real.
Un hombre de la nada apareció
Igual a aquel
que ella ya sabía perdido antes.
Y lo recuperó
Y revivió con el,
Con el recuerdo.
Aquello que vivió
que aprendió entre sus brazos
Ella amó con pasión la locura
que la llevó de nuevo a él
y a sus abrazos.

Patricia Lara Pachón

Asustada



Asustada

Temerosa camina entre la gente
Muchos golpes recibió en su vida.
Unos físicos
Dolorosísimos ellos.
Otros psíquicos
Espantosos igual.
Se sintió siempre dueña de ella y de su entorno,
hasta que él llegó.
Se adueñó de su mundo;
que casi destruyó
Casi, casi.
Pues después de años y dolores muchos
De un golpe va y otro viene
Se recuperó ella a sí misma.
Y retomó el camino
Un sendero que nunca debió ella dejar.

Patricia Lara Pachón

Fuera de contexto

  Hay muchas cosas que uno dice que se pueden sacar de contexto. Me gusta, prefiero pensar que la gente no es mala, que la malinterpretamos....