Y me sorprendió el instante en que la luz se hizo. Pues a pesar de hacerlo paulatinamente. A mis ojos fue instantáneo.
El dolor ocular que precede al momento, ocultó el corporal; el sanguíneo. El golpe directo al pecho que como rayo me partió en dos.
El antes y el ahora. De la misma mujer convirtiéndome en otra. O en la misma más fuerte.
Patricia Lara P
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