domingo, 12 de julio de 2020

Pobre lobo feroz

Pobre lobo feroz

Caperucita roja partió con un enorme, tatuado y barbado motociclista.  Cansada estaba ella de tener que ir al bosque a llevarle tortas y miel a su abuelita.  Cansada estaba de las recomendaciones que su madre le daba; que sentía ella eran mentiras ocultas en las que en realidad esperaba, un día el lobo por fin apareciera y buena cuenta diera de la bella niña primero,  adolescente después.
El lobo, que al principio la observaba llevando en el brazo una canasta y recogiendo flores, y más tarde la veía caminar sin ver y como adormilada.  Sin intención alguna de engullirla, pues su belleza le alegraba el alma.  Se cansó de esperarla.  Era ella para él un oasis  en el obscuro bosque.
Jamás habría querido herirla pues amaba todo lo que ella le significaba.
Hoy el lobo desespera en la espera y ella sentada en la parte posterior de la moto empieza a intuir que para ella comienza una "feliz" espera.

Patricia Lara Pachón

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