Inconcluso...
Tenía esta mirada extraña, enredada en unas pestañas largas, abundantes y negras. Y esa nariz que se deslizaba plácida hasta esos labios sonrosados, húmedos y carnosos. Era la imagen precisa de masculinidad tranquila, sonriente y hasta pausada. La nuez de Adán imperceptible apenas, semioculta en la barba entrecana. El pecho amplio, dispuesto siempre a sostener una cabeza femenina. Brazos bien dispuestos al abrazo, a apretar cálida pero fuertemente el cuerpo del ser amado. Piernas largas, firmes. Pies grandes, ocultos en zapatos brillantes. Era la imagen misma de la calidez masculina...
Patricia Lara P
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