domingo, 19 de julio de 2015

Levantando paredes




Después de pensar y repensar en lo "mala" que soy, pues siento fresquito cuando le suceden cosas malas a la gente de la que me he dado cuenta ha hecho cosas malas; porque tomo distancia de esas personas y me alejo lo más que puedo pero, como digo, después de pensar y repensar, me di cuenta que no es que sea mala ni rencorosa: ¡solo me protejo!  Si el caso es ayudarles en algo, lo hago de corazón, ¡pero ya!; nos les dejo acercarse más a mi espíritu. Es que, ¿cómo puede uno volver a confiar en alguien que le hizo daño, se lo hizo a otro o -incluso, y hasta peor aún-a un animalito indefenso?
Con los años, (muchos, por cierto) me he ido volviendo más y más introspectiva; me he dado a la tarea -consciente e inconscientemente- de observar de lejos y despacio, me he ido cubriendo con una armadura de silencios y de sonrisas vacías, pero con ojos llenos de miradas largas. Con los años, mis muros se han alzado y pocos llegan a mí, pues he descubierto (o entendido mejor) que la amistad que dura es la que construimos hace años y ha permanecido.
Hoy por hoy, pocas personas llegan y se quedan,  o llegan y hacen un huequito en mis paredes para quedarse ahí para siempre. ¿Recuerdos? ¡Muchos!, alegres y tristes... encerrados en un corazón que, con los años, aparenta ser duro, pero que va mostrando las fisuras que terminarán con mi vida y me convertirán en recuerdos en algún momento.
Patricia Lara P.

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