viernes, 28 de marzo de 2014

Haría lo que fuera.





Ya estaba harta.  Quería asesinarlas a todas.  Una a una.  Si por ella hubiera sido, hasta las habría masticado o aplastado entre sus dedo índice y pulgar y sin el menor remordimiento además.
La gente decía que estaban en peligro de extinción... Pero a ella eso le importaba un sieso o como dice por ahí el vulgo; “le valía huevo”.  Que una a una muriera sería una bendición.  Y es que esas malhadadas mariposas, aleteando en su estómago eran una desgracia total.  Porque para ser sinceros amar y ser amados bien.  Pero amar ella solita y por tantos años.  Sufriendo calladamente vejámenes, malos tratos y desplantes ya era el colmo.
Habría que hacer algo al respecto... y por supuesto lo haría; así perdiera ella misma  su vida en el intento.
Patricia Lara P.

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