miércoles, 4 de julio de 2012

Un recuerdo


Una de esas historias que nos contaban las hermanas Adoratrices cuando fungiendo de madres nos educaban a mí y a otra gran cantidad de chicas.  Gracias Hermanas.  
Contaban hace años que trabajaba en el convento un hombre al que le gustaba mirar por las hendijas o las cerraduras de las puertas a las alumnas e incluso a las monjas cuando se duchaban o cuando se cambiaban para ir a dormir o iniciar las labores diarias.  Este hombre sufría de una enfermedad que comúnmente se  llama voyerismo.  (Mirón por decirlo más claro aun)
Conocedoras las alumnas ya más modernas de las actividades "adicionales" que realizaba el hombrecillo.  Decidieron burlarse un poco de él y llevándolo a un cuarto solo; procedieron entonces a quitarse las blusas dejando al descubierto sus bustos.  Al ver esto el empleadillo y en vista que de observar todo de frente no era lo que el más apreciaba ni satisfacía; procedió a desabotonar su propia camisa y mirando por el ojal de esta dijo: “¡Eh hombre! ... yo esto no me lo pierdo".
¿Puede ser esta una “enfermedad” inofensiva acaso?

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