lunes, 12 de marzo de 2012

El precio de la historia


Veía "El precio de la historia"  en realidad siempre le cambio el nombre y le llamo "El precio de la histeria".  Bueno;  eso no es lo importante lo que pasa es que como divago todo el tiempo pues…  En este programa muestran lo que sucede en una casa de empeños pero además compran también cosas que les puedan interesar para generar aun más ingresos para su negocio familiar. 
Lo cierto del caso es que llegó un hombre con un par de cuchillos de la primera o segunda guerra mundial.  Sé que para efectos de la historia mundial es importante cual guerra fuera pero para efecto de mí historia no lo es.  Así que continuo contando que el comprador "Rich" cuenta que en las trincheras las peleas eran cuerpo a cuerpo por lo que un rifle o pistola no tenía mucho valor; así que los soldados se batían utilizando estos cuchillos que además de ser corto punzantes  tenían un agarre en la mano con el cual no se caían y servían también para golpear más fuerte e incluso herir aun más.
La imagen terrible que llegó a mi mente con esta historia me llenó de escalofrío.  Y deseé si es cierto que existe la reencarnación no haber sido hombre en ninguno de los estadios de la historia.  Es absolutamente espantoso pensar que estos "hombres" se inventaban cualquier excusa para dejar atrás mujeres e hijos e ir a luchar y entregar su vida por barbaridad y media pues peleaban peleas incluso ajenas y se justificaban diciendo que eran por la gloria del país o de sus reyes –a los que generalmente odiaban también-.
No sé si es por el hecho de ser mujer que es tan difícil entender este tipo de comportamientos pero sé que ellos nunca han dejado de hacer este tipo de cosas pues aun cuando  ahora no se agreden con cuchillos sí se dan pata y codazos corriendo tras un balón y alegando que está en su idiosincrasia  -“indiosincracia” diría yo- masculina la necesidad o el hecho de ir a la "guerra" a defender unos colores o unos objetivos reales o no; validos o no.
Espero realmente y con el corazón en la mano no haber sido “macho” en ningún momento de la historia pasada presente o futura.

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