Y yo siento de pronto
que de cada uno de los poros de mi cuerpo
surge una gota de agua fría
un sudor helado me ahoga
y me despierto chapoteando
en el charco de mí agua sagrada.
Me quedo en la oscuridad
pensando pensamientos pensantes
ahogándome en un calor interno,
extenso.
Suponiendo sucesos,
intuyendo desgracias futuras.
Alcanzo a acariciar una niñez lejana,
la madurez actual
y la vejez futura;
caminando hacia mí
a pasos agigantados.
Y me espanto.
Y sigo chapoteando en los recuerdos
y el sudor me cubre
y surjo entre la espuma
de un salado mar
renovada y pura.
precioso.....
ResponderEliminarGracias Olga.
ResponderEliminarUn abrazo.