martes, 24 de agosto de 2010

¿Será oración?

¡Oh Dios mío!

Siento mariposas en mi estómago

no una ni dos

son un montón.

Vuelan,

Revolotean,

acarician sus alas

y se besan.

¡Por Dios santo!

Una parvada de aves

aletea feliz

aquí en mi pecho

en mi abdomen,

en mi vientre,

en mi ser.

Mi sangre rauda

corre por mis venas

me acalora,

me ahoga,

me asfixia.

Vienes tú hacia mí

y yo te siento,

te presiento,

te intuyo,

te deseo.

¡Ave María purísima!

Estas tú aquí

te siento en mí...

cierro los ojos

y enloquezco.

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Las margaritas de Octavio

Las margaritas de Octavio  Octavio amaba las margaritas, pétalos blancos con corazón dorado; repleto de dulce polen. Pero en la calle ochent...