Naufragio
Cubierta de percebes, como un naufragio, encontraron a marina al final de la cuarentena. Siempre adoró el mar y una tarde de diciembre, se sentó en el rompeolas a degustar los mariscos que serían su último gusto y pasaje al otro mundo. De su boca sonriente salió con timidez un cangrejo ladrón, huyendo de los ojos curiosos y se perdió entre las rocas. Un ocho de diciembre, huyendo del distanciamiento, Marina, sin saber, le hizo honor a su nombre.
B. Osiris B
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