Anecdotario (I)
Lo recuerdo cada tanto. En algunas oportunidades iba a hacer trabajos del colegio a la casa de María Helena.
Ella vivía muy cerca de la mía y nos llevábamos bien.
Cualquier día noté que la mesa del comedor había sido cambiada de sitio y ahora frente a mis ojos estaba la fotografía de un hombre joven, bien parecido y con uniforme del ejército. Tenía unos ojos grandes y muy tristes. Yo no podía quitar los míos de esa imagen.
Pregunté quién era y ella me respondió que su primo que había fallecido hacía poco en un enfrentamiento con la guerrilla.
Así que yo cada que iba a su casa y me sentaba frente a la fotografía pensaba en lo triste de morir tan joven y defendiendo la patria.
Pensaba en todas las cosas que había dejado de vivir por defender ésta tan triste patria.
Pensaba en las vidas perdidas defendiendo la tan prostituida patria.
Y no dejaba de sentir dolor por todos aquellos que lo hacían. Mientras en oficinas públicas los políticos de turno engordan felices a costa de la patria.
Hoy por hoy. A veces llega a mí recuerdo la imagen de ese joven perdido defendiendo mi patria.
Y pienso en lo infructuoso que fue hacerlo.
Patricia Lara Pachón
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