miércoles, 29 de abril de 2020

Anécdota (III)

Anécdota (III)

Había que salir a hacer mercado.  No exactamente mercado como tal, pero sí, ir a comprar unas cosas que sin ser muchas eran pesadas.  Le dije a un miembro de mi familia que me llevara en el auto y me esperara un momento mientras compraba las cosas.  Como dije, eran pocas y no iba a tardar casi nada.
Opinó que en los autos no podía ir más de una persona (por éste tiempo de cuarentena)  Así que hice de tripas corazón y me dispuse a hacer varios viajes.  A mi caminar me encanta, lo que me preocupaba era el peso de los artículos.
Lo cierto del caso es que realice mis diligencias "diligentemente" y en sólo dos viajes.
Mas tarde ese mismo día, el mismo personaje decide ir a la empresa a llevar un artículo que según yo ya nadie iba a utilizar pues era la hora de la salida del trabajo.  
Así que se va y al rato regresa.  No sé porqué yo sentí. Que en el auto sí habían cabido más personas que solo el conductor.  No sé, ese sentido arácnido que me acompaña.
Ahí es donde yo me quedo pensando.  Porqué para algunos seres humanos son más importantes las personas que no deberían serlo tanto.  Claro que a lo mejor lo son y la equivocada soy yo, pidiéndole peras al olmo.

Patricia Lara P




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