Lo ví caminando sobre los árboles. Llamó poderosamente mi atención su figura desgarbada de piernas sumamente delgadas y largas. De pronto al sentirse observado me miró directamente a los ojos. Vacíos los suyos, cuencas negras y piel pálida. Tan blanca era que se podría decir alumbraba en la oscuridad.
Mi curiosidad primigenia se convirtió en pavor. No supe si correr y gritar o sencillamente dar por finalizada mi vida.
¿Sueño? No creo que lo fuera. Sólo sé que al día siguiente me desperté en mi cama y al mirarme al espejo lo que ví, fueron sus ojos.
Patricia Lara P
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