Madeja
Veo ese
pequeño cabello salir de uno de mis poros. Decidí arrancarlo, primero
con los dedos, luego con un depilador. Era tan pequeño y delgado que no
lograba asirlo; menos arrancarlo.
Como siempre me obsesioné. Hurgue entonces con una aguja, retirando piel y de nuevo los dedos y de
nuevo el depilador. Por fin lo agarré y empecé a tirar. Halé y seguí
halando ya tengo una madeja de pelo enredada a mis pies y sigo halando.
Patricia Lara P
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