Alicia decidida como estaba a regresar a su hogar bebió de la botella que así lo pedía y se volvió chiquitica, chiquitica. Desde ese momento nadie volvió a saber de ella.
Pobre Alicia.
Patricia Lara P
Las margaritas de Octavio Octavio amaba las margaritas, pétalos blancos con corazón dorado; repleto de dulce polen. Pero en la calle ochent...
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