Alberto
Soñé con el señor
que me dio la vida. De la nada llegó a visitarme. Tenía él la edad
que tengo hoy (más o menos). Se sentó a conversar como si nada
pasara. Le ofrecí algo de tomar o comer y cuando regresé, Ricardo le había
dado un baquetón enorme de chocolates. Le recordé asombrada que el hombre
había fallecido de complicaciones por la diabetes. Y me quedé pensando si
él, estaba alegre por el regalo y pensando consumirlo todo; o sólo se mostraba
agradecido y feliz por consideración a la familia.
De alguna forma que
no comprendo, sentí que él está bien en dónde está. Y sentí también que ya no
me duele tanto su desamor y falta de compromiso con nosotros.
Ojalá descanse en
paz.
Patricia Lara P.
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