Se sentía tan cansada que suspendió su marcha. Depositó cuidadosamente el mundo a la vera del camino y bajo la sombra amorosa de un manzano en flor y se marchó sin mirar atrás esperando que alguien bien intencionado y quizá amoroso lo encontrara y cuidara de él por lo menos por un tiempo.
(Fotografía de María del Carmen García)
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