Un hálito,
un impulso,
una vida,
¡un respiro!
Un instante de
renacer
en el infinito regazo
de Madre Natura.
Sentir al hermano
Bosque,
vibrar en él y con él,
al cobijo
de un celeste radiante
o bajo el manto
de miríadas brillantes,
me doy permiso de vivir
y agradezco mi existencia
con la frescura de una sonrisa,
con la ligereza de un pequeño salto,
con la sutileza de una hoja
que se despide y vuelve a la raíz
para ser vida que nutre.
Un instante
de eterno contacto
con la verdad profunda
de un fugaz suspiro.
¡Un hálito!
B. Osiris B.