Érase una vez un estómago adolorido y hambriento que deambulaba por un cuarto oscuro. Llegaron a sus predios dos hermosos y coquetos mangos de bocado, olorosos, tersos y turgentes. ¡Y colorín, colorado, los mangos se han acabado!
B. Osiris B.
Sensibilidades Definitivamente ser una sensitiva es delicado en este mundo de espinas. La gente parece que viviera en una burbuja y al tene...
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